miércoles, 2 de mayo de 2012

Los Monegros desde dentro

Cuando tienes algo tan cerca que ni lo ves y dejas que lo cotidiano se haga monótono. La calidad de la especie humana nos incita a dejar de mostar interés por todo aquello que vemos y vivimos. Probablemente, el hecho de salir fuera del día a día y contemplar las cosas desde lejos te da una visión en perspectiva, te das cuenta de que donde estabas era algo único, especial y que, sorprendentemente, la opinión de propios y extraños realza "tu paraiso" sin que tú mismo lo tuvieras como tal. Es en este punto, y poniendo los ojos de mirar y no de ver, cuando tu sentimento por lo que te rodea, deja de ser una frase para evolucionar a una curiosidad sorprendente.




Mi paraiso se llama Monegros, y para mi, más que una comarca con delimitaciones, es un ecosistema único e irrepetible. Un lugar puesto en el mapa con mayúsculas por muchas aves que cruzan de continente a continente, un mundo para unos animales y plantas, en el que nuestra opinión puede cambiarlo o conservarlo todo, un lugar de estudio para científicos asombrados en el que sus propias teorías se les volvían en contra, únicamente, levantando la vista. Un lugar de contrastes donde todo puede volver a suceder. Y nada está alli por casualidad. En definitiva un Paraiso único para el que el peor escenario es el de ignorarlo.